Colegiata de Roncesvalles

Llegando a Roncesvalles (II)

Los niños no habían estado nunca en un albergue como el de Roncesvalles. Y yo tampoco. Explorando por los pasillos encontramos ropa tendida de peregrinos que habían hecho la colada, máquinas de comida, la cocina, el comedor, el patio. Por todas partes se ve gente en chanclas o descalzos que ...

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Llegando a Roncesvalles (II)

Los niños no habían estado nunca en un albergue como el de Roncesvalles. Y yo tampoco. Explorando por los pasillos encontramos ropa tendida de peregrinos que habían hecho la colada, máquinas de comida, la cocina, el comedor, el patio. Por todas partes se ve gente en chanclas o descalzos que dejan respirar los pies.

Realmente, el albergue de Roncesvalles es enorme, uno de los de mayor capacidad de todo el Camino. Las camas son literas y estan organizadas en compartimentos de 4. Al lado, un armario que cierra con llave y una moneda sirve para guardarlo todo antes de salir a dar una vuelta.

Colegiata de Roncesvalles

Haciendo el turista por Roncesvalles

Puesto que al llegar nos inscribimos en la visita guiada que todas las tardes recorre los puntos más emblemáticos del lugar, nos calzamos las chanclas y empezamos el recorrido por la Colegiata. Se trata de uno de los mejores ejemplos del gótico francés a lo largo del Camino, aunque los incendios que la afectaron en diferentes momentos, junto con las reformas y restauraciones hechas durante siglos, han emmascarado un poco la arquitectura inicial. La visita fue sorprendente y acompañados por nuestra guía pudimos ver la iglesia desde una perspectiva no habitual.

Cadenas del escudo de Navarra en Roncesvalles

Continuamos después por el claustro y la sala capitular donde está enterrado el rey Sancho VII de Navarra, «el Fuerte». Su participación en la Batalla de las Navas de Tolosa, en 1212, aliado con otros reyes cristianos durante la reconquista acabó en leyenda épica, ya que se cuenta que fue él quien cortó las cadenas que protegían la tienda donde se encontraba el rey Miramamolín (también tiene gracia el nombre), uno de aquellos reyes de taifas contra los que los reyes cristianos luchaban en aquella época. Aquellas cadenas, traídas a Navarra pasaron a formar parte de su escudo. Hoy en día se conservan en la sala capitular de Roncesvalles junto al sepulcro del rey.

Seguimos después hacia el Museo, donde se conserva una fantástica esmeralda  que llegó a Navarra de nuevo gracias a Sancho el Fuerte y al botín de guerra conseguido en Las Navas de Tolosa, y que también aparece en el escudo navarro.  De allí  nos fuimos a la iglesia de Santiago, la primera que encontramos de las muchas que luego vimos a lo largo del Camino y por último visitamos el Silo de Carlomagno, una capilla funeraria donde se dice que fueron enterrados los soldados de Carlomagno que murieron aquí en la emboscada que sufrieron en el siglo VIII, tal y como cuenta la Chanson de Roland.

Transformándonos en peregrinos

Roncesvalles

Nuestra visita acabó justo a la hora de ir a la Bendición del Peregrino. La intención no era la de ir a misa cada día, pero hay algunas misas simbólicas que no se pueden dejar pasar si te dispones a ir a Santiago caminando, aunque las intenciones no sean religiosas. Y esta es una de ellas.

La misa en la Colegiata empieza entre semana a las 20’00 horas y los fines de semana a las 18’00. Es una misa en la que participan la mayoría de los peregrinos llegados ese día a Roncesvalles, ya sea para empezar el camino o con el camino ya empezado. No es demasiado larga, pero es interesante y emotiva. Antes de empezar los sacerdotes eligen entre los asistentes a gente de varios orígenes distintos para que cada uno lea en su lengua los textos de la misa. También ellos ofician en varios idiomas. Una vez finalizada la misa tiene lugar la Bendición del Peregrino.  Todos los presentes se reunen alrededor del altar, dandose las manos y deseandose todos un BUEN CAMINO. Así que, hecho esto, ya somos un poquito más peregrinos.

Cargando pilas

Y ahora toca cenar. Así es que con los tickets que hemos comprado nos vamos hacia «La Posada», el lugar donde nos corresponde cenar, porque hay varios restaurantes en Roncesvalles y cada peregrino tiene asignado uno. Somos casi los últimos en llegar. Casi todos los que estaban en misa, ya habían cenado. Además de estar cansados la mayoría son extrangeros, así que cenar a las 7 para ellos no es ningun problema. Nosotros ya nos iremos acostumbrando.

La cena, el plato del peregrino, es sencillo pero no está mal. La previsión de estar fuera de casa 5 semanas hace que los niños tengan claro que no vamos a comer cada día pizza o tapas. Una crema de calabacín y un poco de pescado o carne es una buena cena para el primer día.

Acabamos de cenar, y ahora toca dormir aunque sea muy pronto. Solo son las 9 y media y aunque no tenemos mucho sueño hay que acostarse porque mañana habrá que madrugar. A las 6 se encenderán las luces del albergue y  habrá que despertarse y ponerse en marcha. Así que empezamos aqui un nuevo ritual: hay que dejarlo todo a punto para mañana. La ropa, los calcetines, el neceser, el fungunsol, todo preparado.

Nos lavamos los dientes y nos metemos dentro del saco, a dormir. Los demás hace ya un buen rato que lo están haciendo.

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