El verano de 1687 Cataluña estaba invadida por una plaga de langostas que arrasaba campos y destrozaba cosechas. Desde el campo la plaga se iba acercando hacia las ciudades hasta que consiguió invadirlas. Todos los esfuerzos humanos para detenerla eran inútiles, así que hubo que empezar a pedir ayuda divina.
La Merced, la patrona de Barcelona.
En Barcelona, el Consell de Cent, el consejo municipal de gobierno, hizo un voto a la Virgen de la Merced: si libraba a la ciudad de las langostas, la proclamarían patrona. A finales del verano del año siguiente, las langostas habían desaparecido.
Una ciudad con 3 patronas
Tuvieron que pasar casi 200 años hasta que el Papa Pío IX hizo oficial la promesa del consejo municipal. Barcelona tenía a partir de aquel momento 3 patronas.
Hasta entonces, Santa Madrona y Santa Eulalia habían tenido el privilegio de ser veneradas como las patronas de la ciudad. Santa Madrona, el 15 de marzo y Santa Eulalia, el 12 de febrero. Ahora, la nueva patrona, Nuestra Señora de la Merced, tenía su celebración el 24 de septiembre.
Pero no todos quedaron satisfechos con esta decisión. Un grupo enfurecido de devotos de Santa Eulalia lanzó piedras contra la puerta de la iglesia de la Merced el mismo día en que la noticia llegó a la ciudad.
La Virgen de la Merced y la orden de los Mercedarios
En realidad, la veneración a Nuestra Señora de la Merced venía de mucho tiempo atrás.
Una leyenda nos habla de la aparición en sueños de la Virgen María a un comerciante de Barcelona, Pedro Nolasco, a su confesor, Ramón de Peñafort y al rey Jaime I. La Virgen los invitaba a dedicar su misericordia, su ayuda, sus mercedes, a rescatar a cautivos cristianos que en aquellos tiempos caían en poder de los sarracenos. Era el año 1218 y diez años después se fundó en Barcelona la orden de los Mercedarios, que a día de hoy sigue encargándose de atender las necesidades espirituales de los presos de muchas cárceles del mundo.
La primera casa de la orden estuvo situada en el edificio de la Pía Almoina, junto a la Catedral, pero pocos años después se construyó un convento en terrenos del Arenal dels Còdols, una zona más cercana al mar. La iglesia del convento, dedicada a Nuestra Señora de la Merced, se fue transformando a lo largo de los siglos, pasando de la pequeña iglesia románica original a un edificio gótico construido en el siglo XIV, hasta llegar a ser la basílica actual, construida a finales del siglo XVII, en un momento en que la devoción hacia ella había crecido mucho.
La fiesta mayor de Barcelona
A finales del XIX Barcelona se había transformado completamente. La demolición de las murallas y el crecimiento del barrio del Ensanche habían provocado la absorción de los pueblos que la rodeaban y que se habían ido convirtiendo en nuevos barrios.
La unificación urbanística se iba consiguiendo, pero la identidad de la gente es más difícil de unificar. Y la fiesta mayor de un pueblo es uno de los elementos más propios de esa identidad.
Todos aquellos antiguos pueblos tenían, y siguen teniendo, su fiesta mayor: Gracia, Sants, San Andrés, San Gervasio, San Martín… Y Barcelona también, pero la fiesta mayor Barcelona era la de la Barcelona intramuros. Y más que una fiesta en sí misma, se podría decir que la gran celebración era la Procesión del Corpus y los actos que la acompañaban.
Había que crear, pues, una gran Fiesta Mayor que lo fuese de toda la ciudad y no solo de los antiguos núcleos que la integraban. Y se decidió que esta fiesta lo fuese en honor de Nuestra Señora de la Merced.
Aunque las primeras celebraciones se hicieron a finales del siglo XIX, podríamos decir que la primera Fiesta Mayor de Barcelona, como hoy la conocemos, fue la de 1902. En aquella primera ocasión ya se hizo una jornada de castellers, las pirámides humanas, y el que fue el primer encuentro de Gigantes y Cabezudos que se hacía en Cataluña, además de bailes de sardanas y otros actos populares.
La Cabalgata de la Mercè
Pero si una cosa caracteriza a las fiestas de la Merced son los desfiles, las Cercaviles, que vienen a ser una herencia de la gran Procesión del Corpus que aglutinaba todos los estamentos de la ciudad en la Edad Media y que ahora se han transformado en una de los actos más populares de las fiestas. Y lo decimos en plural porque de desfiles, cabalgatas o cercaviles tienen lugar varios durante estos días.
La fiesta comienza, poco después de la lectura del pregón que anuncia el inicio de las celebraciones, con el desfile del séquito inaugural por las calles del barrio antiguo de Barcelona. Pero, sin duda, la Cabalgata principal es la de la Merced, que tiene lugar el mismo día 24 por la tarde.
El día 24 es también el día en que els grallers i els trabucaires despiertan a la ciudad a primera hora de la mañana, con sus grallas y sus trabucos, para que todo el mundo aproveche al máximo un día lleno de actividades donde destacan la misa en honor de la Virgen, el ball de l’Àliga y de los Gigantes de la Ciudad en la Plaza de Sant Jaume, la jornada castellera o el encuentro para bailar sardanas en la Plaza de la Merced.
Y todo esto si olvidar el correfoc, otro desfile cuando ya ha anochecido, en el que el fuego y los petardos son los protagonistas; las jornadas de puertas abiertas de muchos de los museos y monumentos de la ciudad o el gran espectáculo piromusical que pone fin a la fiesta en la Fuente Mágica de Montjuïc.
Ah!! Y no olvidéis el paraguas, porque durante las Fiestas de la Merced siempre llueve. Hay quien dice que es porque Santa Eulalia está triste y llora. ¡O quizás está enfadada y decide abrir el grifo!!!
De cualquier forma, que tengamos todos una feliz Fiesta Mayor!
1 comentario en «La Fiesta Mayor de Barcelona: ya llega la Mercè»